Al aceptar la reestructuración de la deuda por concepto de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales, la Nación alivia las finanzas de la entidad, permitiendo que se le dé prioridad a la solución de sus demás problemas. Sin embargo, al no estar incluido el monto total en este convenio, la ciudad deberá estar pendiente de actualizar dentro de siete años el compromiso adquirido por el Ministro de Hacienda.
La renegociación de la deuda por $1,1 billones cambia el panorama de Emcali. Lo primero que fue ratificado, es que existe un acuerdo para que los abonos que realice la empresa se reinviertan en obras que necesita con urgencia Cali, como la reposición de las redes de acueducto y alcantarillado que se encuentran obsoletas luego de 40 años de uso. Así, el pago de obligación será un apoyo importante para superar el rezago que presenta la ciudad en su infraestructura.
Al reducir a la mitad el pago anual sobre la deuda, tal como se pactó hace pocos días en Bogotá, deberá mejorar el flujo de caja de la entidad, lo que abre también la posibilidad de ir ajustando sus finanzas. A ello se suma el tener hoy una administración en Emcali que adelanta una labor importante para recuperar la empresa, superar las dificultades que atraviesa y devolverle la confianza de sus funcionarios y de sus usuarios.
Si bien queda la expectativa de lo que sucederá en el año 2023, cuando las partes deberán definir cómo se cancelarán los $702.000 millones que quedaron pendientes por renegociar, se espera que para ese momento se logre un pacto que mantenga los beneficios para Cali y se continúe honrando la promesa de reinvertir los abonos en la ciudad.
Cabe anotar que con ese acuerdo se resuelve en gran medida el pasivo de Emcali. Pero no se solucionan las dificultades que le dejaron las malas administraciones, llevándola al borde de la bancarrota, o los rezagos que se acumularon en trece años de intervención de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, nociva e injustamente prolongada.
Ahora, con el panorama más claro, se espera que se pueda conocer la realidad de las finanzas de Emcali, los planes de inversión y la gestión para mejorar la prestación de servicios públicos en Cali, para reducir las pérdidas en energía y acueducto y para resolver la situación del componente de telecomunicaciones.
Y, ante todo, para recuperar una empresa sometida durante muchos años a las presiones del clientelismo y los impactos de su gran consecuencia, la corrupción. Tanto la Administración Municipal como la de Emcali se han comprometido con la erradicación de esos males, lo que se constituiría en uno de los grandes pasos para devolverle la independencia a la entidad.
Esa claridad y ese conocimiento son principios esenciales para garantizar un Buen Gobierno, que es lo que se espera para que entre todos se pueda ayudar en la recuperación de Emcali y en el fortalecimiento de la que es la empresa más importante del Valle para enfrentar los retos de apoyar el progreso y la generación de nuevas inversiones en la ciudad. Así fue en el pasado y así debe ser hacia el futuro.
FUENTE: El País